domingo, 26 de julio de 2015

145 .- HOMERO SEGURA CORCUERA


(Tacabambino sobresaliente)

Los hijos de Pascual Segura (El chileno - 1882) fueron Lizardo y Alfredo Segura Rubio, a su vez, Lizardo fue padre de Homero Segura Corcuera, personaje del recuerdo que nos ocupa en este tema.
Su niñez y juventud las pasó en Tacabamba con sus padres y abuela, después con su tío  Alfredo.
(El niño Homero con sus padres y abuela Luisa Rubio - 1905)

Hijo de buenas prendas, elegante y bien educado. A la muerte de sus padres tuvo que trabajar con su tío Alfredo en las labores del campo y de matarife, pero lo que más le fascinaba desde ya eran los caballos, tanto que al alcanzar la juventud ya era un domador y chalán de mucha consideración en el terruño.  Sin embargo le tocó vivier en la época del bandolerismo (ley del más fuerte) y tuvo que identificarse  con el grupo de los Mejía que se impuso en Tacabamba por varios años.
(Su jefe de antaño Artidoro Mejía Cubas lo visita en Chiclayo - 1965)
Se cuentan de él muchas peripecies y hazañas, pero la más notoria fue cuando avisado  su jefe don Artidoro Mejía Cubas de la presencia en la plaza de su enemigo el jefe de los bandoleros de La Palma don Presentación Tantaleán, cuyos dominios de poder estaban además por Chaccha,Urubamba y Cardón; éste había tenido la urgencia de bajar a la ciudad y lo hizo sin protección de sus guardaespaldas, ni siquiera de su inseparable “Grano de Oro”, excelente tirador, un moreno costeño especialmente contratado por su certera puntería en aquella nefasta época de los guerreros clandestinos.  Mejía Cubas jefe de los bandoleros de La Banda, Luzcapampa, Cumpampa, Pusanga, Chugmar y la ciudad, dispuso que sea Homero Segura Corcuera, al que apodaban “Chicharrón”, el que le saliera al paso y dé buena cuenta de él; pero cuando  éste llegó a la esquina del Jr. Olaya, Tantaleán ya había bajado  una cuadra de distancia y sobre una barda se disponía a saltar a la inverna contigua. Segura encaró su escopeta Winchester, disparó y envió a sus hombres que recogieran el cadáver. El susodicho no estaba, las huellas de sangre llegaban a la quebrada de Shucturume, aguas abajo hasta la toma del Puquio cerca a la poza Matea del Río Grande donde  desaparecían.  El herido había seguido el curso del agua hasta los puquiales del Carricillo desde donde pudo escapar por el cerro de las Tres Cruces. Solamente había perdido los testículos por el disparo de Homero.  Este episodio despertaba los más variados comentarios.  Don Presentación ya no tuvo más descendencia.


(Homero Segura Corcuera “El Chicharrón”-  1925)
Contrajo matrimonio con la señorita Mercedes Cabrera y tuvo varios hijos, por los que decidió emigrar a la costa y radicar en Chiclayo, donde su hizo muy popular y exitoso en los negocios de ganado vacuno y asémilas.
Cada año y para la Feria de Setiembre se encaminaba rumbo a su amada Tacabamba, llevando los mejores caballos y mulos para negociarlos. Le acompañaba siempre su hijo Lizardo “El Cholo” joven que disfrutaba de la gran amistad y atenciones de la juventud tacabambina, también iba con algunos chalanes a su servicio.
Su arribo era un acontecimiento: la noticia se difundía rápidamente y algunos de sus amigos y especialmente los niños se constituían hasta Las Tunas unas veces o hasta Funducas o Encañada otras veces para verlo llegar todo bonachón, pero alegre, talla mediana, peso pesado por rechoncho,camisa y pantalones blancos, botas granaderas o escarpines, sombreo a la pedrada, revólver al cinto ancho, lucía grusas sortijas y cadena de oro, colorido pañuelo al cuello y gozaba de la recepción entre chistes, rizotadas y sendos tragos en el corto camino a la ciudad.

(Con su hijo Lizardo Segura Cabrera - 1960)
La llegada siempre era a la casona de la familia Segura en el jirón Lima, pero al desmontar, antes de ingresar  se encaminaba a la iglesia matriz con sus bullangueras espuelas de plata, saludando con su gran sombreo a las amistades y seguido de un entusiasta grupo de niños que no le perdían de vista.
Al ingresar al templo, sacándose el sombreo decía en voz alta y grave: “Viejo, ya estoy aquí,  mientra viva siempre vendré a tus pies mi querido Patrón”  .Ante la imagen del Señor de la Misericordia se postraba de rodillas, le miraba fijamente y algunas lágrimas rodaban por su tez cobriza.  “Ya sabes Viejo, que me vaya bien en mi negocio”. Sacaba un puñado de monedas y dejaba en la alcancía de limosnas.  Salía con sus característicos pasos vigorosos y bulliciosos hasta la casa familiar para disponer de la inverna para sus animales. Al término de la feria y antes de emprender el retorno no dejaba de ir a despedirse del Patrono Señor de la Miseridordia. Agradecido le dejaba varios billetes y le decía: “Hasta el próximo año Viejo querido”.

(Homero residente en Chiclayo)
En  Chiclayo era atento con sus paisanos residentes y visitantes y solía hacer bromas y chistes que le daban una peculiar personalidad.
Tenía muy buenas amistades con las principales familias y autoridades chiclayanas. Paralizando el tránsito paseaba por las principales calles en briosos corceles y todos le respetaban y comprendían. Era un prestigioso personaje típico de la ciudad.
Su muerte en 1971 fue sentida y comentada por la colectividad y los medios de comunicación de entonces.


Su hijo Lizardo un gran chalán y exponente de la afición a los caballos de paso y su nieto Jimmy una gran revelación de jinete que promueve la marinera a caballo en la región Lambayeque, la Capital Lima y otras ciudades.

bocanegraaugusto@hotmail.es

sábado, 25 de julio de 2015

144 .- LA SUCURSAL

LA SUCURSAL
Definamos lo que es sucursal: Casi siempre se refiere a un establecimiento comercial, en el sentido de ser uno o varios que dependen de otro que es la principal y que desempeña las mismas funciones. Por ejemplo el Banco X tiene su sede principal en Lima y sucursales en otras ciudades. A veces se pregunta: ¿Es la firme o la sucursal?
Pero no nos desviemos del asunto esencial, vayamos a comentar sobre otra clase de “sucursal” : LA SUCURSAL DEL CIELO.
Imaginemos al Cielo como un lugar hermoso, privilegiado, donde todo es felicidad y alegría, un paraíso celestial, un premio o recompensa para las personas que se portan bien. Su mayor administrador es el mismo Dios, otro puede ser San Pedrito. 

Había una vez, allá por los años primeros del sesenta del cambalache siglo XX que ya pasó, dos amigos en la capital de la república se pusieron de acuerdo para viajar juntos a la tierra natal y encontrarse en su tradicional fiesta patronal. Uno era José Paredes Vidaurre (Pallano) y el otro era José Fernández (Chepo). El primero viajaba todos los años y nunca iba con las manos vacías, llevaba costosos regalos para el Patrón Misericordioso, como túnica, estandarte, milagro orfebre de plata fina, flores artificiales, cirios artísticos, fuegos japoneses de artificio, partituras musiclales para las bandas de músicos. Etc. Chepo iba de compañía ayudando en el cuidado de las ofrendas.
Ya había la carretera Chota, Conchán, Tacabamba y después de tres días de viaje desde Lima se encontraron de pronto en el Kengo, curva vial frente al Agomarca que muestra de improviso el hermoso valle de nuestro terruño. Hicieron parar la camioneta que los conducía, bajaron, tendieron sus miradas bajo la palma de sus manos y juntos coincidieron en exclamar ¡MI TACABAMBA!, se confundieron en un abrazo prolongado, El Pallano se postró de rodillas y sus lágrimas empaparon sus mejillas. El Chepo hizo lo propio.
Escudriñaron el panorámico paisaje. Cielo azul intenso con cirros y cúmulos de brillantes nubes blancas. El verde matizado de playas, sauzales y sus cerros. El serpentear de los ríos y puquiales cristalinos. Los caminos por doquier con sus siluetas curvas y zigzageantes. En fin todo, todo se mostraba ante ellos como el encanto de sus sueños.

Pero la ciudad que se tendía siempre en la base de la colina de enfrente al fondo del valle, como un viejo que se muere. Ya había rejuvenecido de repente y parecía un reflejo, un espejismo del inconmensurable firmamento, un cuadro al óleo de pintor ignoto: todas sus casas blancas pinceladas de celeste en sus puertas y balcones, todas por igual, y sus tejados rojizos como nubecillas del atardecer veraniego del oeste.
Los demás pasajeros los contemplaban complacidos, momento en que José Paredes dice a voz en cuello ¡Que linda está mi tierra! ¡Está como el Cielo, es el Cielo! Y José Fernández lo secunda diciendo: ¡CON QUE SEA LA SUCURSAL DEL CIELO ME CONFORMO!

Encaramados nuevamente en la camioneta bajaron por La Quinta, el Parque Delicias, La Chavilga y cruzaron el río Tuspón, para entrar luego por las calles y bajar en un punto cercano a la Plaza, pues ella y calles aledañas estaban tomadas por gran cantidad de comerciantes ambulantes o mercachifles.
¿Qué había pasado? Que el Alcalde don Manuel Camacho Herrera y sus concejales habían dispuesto que toda la ciudad luzca de blanco en las paredes de sus casas y de celeste en sus zócalos, balcones, puertas y ventanas que daban a la calle. Cómo estímulo la Municipalidad donaba la pintura celeste a los propietarios y ocupantes. El uniforme citadino había sido acatado y elogiado por un 95% de la población. Aunque no faltaron algunos discordantes y criticones.

Desde aquella Fiesta de Septiembre en que se comentaba el incidente narrado, quedó el apelativo de “Sucursal del Cielo” para la bella Tacabamba, el mismo que se menciona de manera verbal y en todos los escritos referentes.
bocanegraaugusto@hotmail.es
Chiclayo, Julio del 2015

143 .- DOMINGO SIETE

DOMINGO SIETE
Tiempos que fueron y que no volvieron. Aparecían los antiguos almanaques Bristol al terminar con Diciembre de cada “Año Viejo” . Don Candelario Guevara los vendía por calles y plazas, especialmente los domingos. También eran vendidos en las tiendas y otros negocios. En todas las casas tenía que haber un “Bristol” para estar al día. Cuando nacía una criatura buscaban en el almanaque el nombre del santo que la iglesia conmemora y ese mismo le asentaban en la partida de nacimiento de la Municipalidad o de bautizo en la Parroquia. En ese entonces no se conocían los nombres extranjeros de gringos, franceses o rusos.

Antes de revisar la abundante información que contienen, como el calendario de cada mes, el santoral o nombres de los santos día por día, los movimientos o fases de la luna, lluvias, sequías, eclipses, fiestas movibles, historias, relatos amenos, poesías, horóscopo, chistes, incluyendo el ilustrado en ocho cuadros, los ávidos lectores empezaban por buscar los “domingos siete”que por lo regular son dos, aunque a veces uno no más.
De tal manera que tenían muy presente en qué mes caía un domingo siete, con la finalidad de tener mucho cuidado llegado ese día por ser comprobadamente aciago, pues traía mala suerte, y sucedían desgracias y peleas que atemorizaban a la gente.
Todos los domingos los campesinos llegan a la ciudad para vender sus productos y comprar lo que necesitan para la semana o para el mes y por lo regular, al producirse los encuentros entre vecinos, compadres, familiares y amistades, era ineludible ir a la cantina y echarle las copitas de aguardiente, pero en el signado con el 7 menudeaban los cuartos y botellas del mismo, charlando y discutiendo sus asuntos y con los “humos alterados” empezaban los mal entendidos, las ofensas y peleas, desembocando en verdaderos campos de batalla en los que abundaban los puñetazos, los bastonazos con palos de lloque con nudos y desembaynando sus filudos (dagas o machetes), sacando chispas del suelo, a veces se inferían graves heridas y hasta muertes.

Lo más grave sucedía en los tiempos del bandolerismo, peor si era “domingo 7” ya se imaginarán, corría bala como cancha y las lloronas y plañideras no se alcanzaban en en los velorios y en los intierros. Recordemos que antes eran solamente los hombres los que acompañaban al difunto al pantión o cementerio, las mujeres se quedaban en casa para seguir llorando, cuando más salían a la calle delante de la casa para colgarse del cajón mortuorio en desesperado llanto en que decían las virtudes o cosas buenas del muerto y regresaban a donde quedaba la tumba que se velaba durante ocho días. El luto era recio, los vestidos negros a veces se usaban de por vida.
Además se comentaba que a don fulano lo pateó la mula y lo dejó en el sitio, que al sultano lo esperaron sus enemigos en la “hoyada mala” y lo acribillaron a puntazos, que a la perenseja le cayó el rayo y quedó carbonizada con güishas y todo, que ño Tiburcio se trambucó con su carro al abismo de La Legua, catay la Melesia y ña Melchora están presas en el calabozo de la guardia porque sian agarrau de las landas y a ruecazos y chungazos disque por el marido que compartían, que a ño victorazo le dió un paro de corazón, se vareó y se quedó seco, etc, etc. Todo esto y mucho más sucedía en “domingo 7” al que todos le echaban la culpa y peor si los afectados se levantaron con el pie izquierdo o el tuco malagüero cantó estas noches en su vecindario.

Pero también habían otros casos en cualquier época del año, los hay hasta hoy y en abundancia en aquellas parejas que estando en la boca de chismosas y chismosos se comentaba a todo viento que la fémina resultó con su “domingo siete” y que ya estaba de cinco meses.
Resagos del fatídico domingo siete los hay hasta ahora, pero ya la gente está más ilustrada y poco creen en las abusiones; ha quedado sin embargo un legado de leyendas y de narraciones del ayer que enriquecen nuestro acervo cultural tacabambino.
Chiclayo, junio del 2015
bocanegraaugusto@hotmail.es

viernes, 24 de julio de 2015

142.- LAS POTOCHAS

LAS POTOCHAS

La niñez y adolescencia son tesoros escondidos en nuestras almas a las que recurrimos cuando nos asaltan los recuerdos y las añoranzas.
Una vez, Benjamín llegaba tarde del campo a casa de la abuela Grimanesa, rebosante de contento: ¡mamita! ¡mamita! ¡no sabes lo que te traigo". Gua muchacho ¿ésta es la hora de llegar?. ¡mira! ¡mira!. Llenaba su roído sombrero de junco un nido con varios huevos de color rosado intenso. ¡la potocha se escapó mamita!


Una sonrisa y cara de bondad mostró la abuela y sus nietos desbordábamos de curiosidad y alegría al ver lo que el "cholo benja" había encontrado en la finca que llamábamos "la pampa", no nos contentábamos con verlos, queríamos tener siquiera uno entre las manos.
No se dice potocha muchachos, se dice perdiz, prepararé riquísimas tortillas para todos. El mozalbete protagonista de esta aventura nos contaba muchas cosas de estas aves, cosas interesantes que jamás olvidamos.


La perdiz es ave gallinácea, del tamaño un poco mayor que la paloma, con el cuerpo grueso, el cuello corto y la cabeza pequeña, de plumaje ceniciento rojizo, pico y patas rojos; vuela poco; abunda en los campos solitarios, es comestible y muy estimada como pieza de caza; existen diversas especies, que varían en color, forma, costumbres, sus huevos que son de diversos colores son muy exquisitos. Ah, la perdiz macho es mucho más hermoso que la perdiz hembra.
Los campesinos las llaman "potochas! posiblemente por ser sordas, (potocho es un barbarismo propio de nuestra serranía) pues solamente sienten los pasos o ruidos muy cercanos. Salen disparadas prácticamente de nuestros pies cuando caminamos por su hábitat, su vuelo es pesado y torpe por una media cuadra y se esconde nuevamente.
Cuando muchachos o adolescentes gustábamos de cazar perdices en las peñas de La Venadera, de Las Tunas, del Potrerillo, etc. porque se sabe según la tradición que éstas sólo pueden volar siete trechos a lo más, en los que se las persigue velozmente sin darles tregua para descansar. Cansadas son fácilmente capturadas. También se las caza con trampas, pues el ingenio crea diversas modalidades de éstas.


¿Por qué antes abundaban las perdices y ahora son muy escasas? realmente están extinguiéndose porque el ambiente en que viven ya no es tan solitario como antes y porque se las persigue demasiado, por las aguas contaminadas y el uso creciente e indiscriminado de insecticidas.
Sería muy del caso estudiar esta circunstancia, tal vez pudieran convertirse de silvestres en domésticas.
Alguna vez cuando Tacabamba cuente con un parque ecológico o con una reserva botánica y zoológica, estas aves sean incluidas entre las especies protegidas. Realmente son valores de la naturaleza.
bocanegraaugusto@hotmail.es
Chiclayo, Julio del 2015

141.- "COMPAÑERO" POR SEIS HORAS"

“COMPAÑERO” POR SEIS HORAS"

Era el año 1968, nuestra población no tenía médico, pues el que estuvo por muchos años se fue porque se pidió su cambio, pero se fue con todo plaza. Estaba en la capital de la República ganando por Tacabamba y los profesionales que buscaban ser nombrados no podían, pues no había plaza simplemente. 
Médico Fernando Herrera Delgado  (centro)
Un joven médico también había presentado su expediente, ya estaba en nuestra ciudad por varios meses, pero el nombramiento brillaba por su ausencia. Atendía particularmente.
Llegaron las vacaciones y como siempre, viajaba a Lima por algunos días. Recibí   el encargo del médico De los Ríos que vea lo de su nombramiento en el Ministerio de Salud. Era algo que a todos nos interesaba.
En la Capital me puse en habla con los dirigentes del Club Tacabamba y en comisión nos dirigimos al Ministerio de Salud, era casi imposible que nos atendieran y terminaron informándonos que el expediente no estaba y que la plaza de médico titular de Tacabamba seguía ocupada. No hubo lugar a nada pese a nuestras airadas protestas.


       - Diputado Humberto Carranza Piedra -
Decepcionado fui al Congreso a buscar el apoyo del Diputado Domingo Muñoz, pero “estaba muy ocupado”, mejor dicho no me hacía caso. Busqué sin éxito otro apoyo. Felizmente me encontré con un amigo, condiscipulo del Colegio San Juan de Chota que estaba trabajando en ese recinto congresal, era Artemio Villalobos Dávila a quien le conté todo lo que acontecía. “La única manera de resolver este problema me dijo es que pidas la ayuda del Diputado Humberto Carranza Piedra que es de la oposición. Pero tú no eres aprista ......., no te preocupes yo te presento como compañero”.  Así fue y el mencionado Diputado me recibió muy amable, le referí todo el caso y se molestó mucho al ver este tráfico de influencias en contra de un pueblo amigo de su Cutervo por parte de los gobernantes belaundistas.  Me preguntó si el joven médico era compañero y felizmente acerté afirmativamente, llamó telefónicamente a unos amigos cutervinos para asegurarse de que es verdad y nos pusimos en camino rumbo al Ministerio.
Enérgicamente exigió ser atendido, hizo ubicar el archivado expediente del médico y en pocas horas obligó a restituir la plaza y extender el respectivo nombramiento.
Regresé a Tacabamba portando el nombramiento del Dr. Víctor Arturo de los Ríos Delgado, quien se desempeñó como Médico Titular por varios años, formó su hogar, fue Alcalde, se terminó la construcción del Centro de Salud y finalmente salió para trabajar en el Hospital de Chota, también con la plaza de Tacabamba, pero felizmente fue por una corta temporada. Él mismo solucionó este impase.
         - Dr. Víctor A. de los Ríos D -
De tal manera que aquel año y en aquella ocasión, fui “COMPAÑERO” solamente por el lapso de seis horas, pues  el caso así lo requería.
Chiclayo, abril del 2015 -      bocanegraaugusto@hotmail.es