martes, 30 de julio de 2013

3. CATARATA DEL CÓNDAC

CATARATA DEL CÓNDAC 




El río Tacabamba se dirige al Este, pasando frente a la ciudad, entre Luscapampa y Chacapampa, Cumpampa, Succhapampa, Chuaguit y Solugán. Atraviesa luego un profundo cañón horadado durante inmemoriales milenios en el ramal de la cordillera Central de los Andes, que en este lugar presenta al Chaccha como su cerro más elevado, cuya base el Crin de Oro, unido al contrafuerte de Succhapampa sostenían las aguas de una laguna considerable, cuyo lecho al desaguarse constituyó el valle de Tacaypampa de antes, Tacabamba de hoy.



Entre estrechos, rápidos, cascadas y lagunas avanza para escapar del cauce encajonado. Casi al final unas rocas angulares se atreven a cortarle el paso, pero el río impetuoso sale airoso y se precipita de 28 metros de altura sobre una poza resguardada por enormes piedras y una llovizna vaporienta que permanentemente baña el lado izquierdo del torrente, a cierta hora, según la posición de los rayos solares, arranca el espectro luminoso de un hermoso arco iris que resalta sus matices del típico fondo blanco del agua que cae interminable y el verde variopinto de arboledas, musgos y ramajes, salpicado todo de multicolores flores silvestres e inquietas avecillas.



Esta sorprendente caída de las aguas de nuestro río, tributario del Marañón y el Amazonas, se llama catarata de Cóndac, hito natural de líneas y de leyes demarcatorias, mensaje histórico de nuestro pueblo, inspiración y motivo permanente para la producción artística y literaria y desafío y esperanza para el desarrollo de los pueblos.Allí desde una roca prominente Kundak y sus últimos valientes y aguerridos defensores Yungas ofrendaron sus vidas en holocausto final al Korikero, su dios de oro macizo que al escape llevaron en hombros, sin permitir que osadas manos españolas en contubernio con los Ichcanes, consumaran su sacrílega ambición, tras el último y definitivo enfrentamiento y honrosa derrota consiguiente. Allí, en lo profundo de su poza tenebrosa donde fue arrojado yace desde entonces el precioso perol de oro legendario.Parte de su caudal baña ahora los soleados desiertos de la costa y aplaca la sed de la ciudad de Chota, porque en el Ojo del Agua, naciente de uno de sus afluentes el río Conchano, por medio de un túnel transandino se desvían sus aguas a la cuenca del Pacífico. 



Sin embargo, el Cóndac no pierde su majestuosa prestancia de hermosura y de promesa y algún día proporcionará a raudales energía y turismo.En la parte final de este paradisíaco paisaje, aguas abajo, escondida tras la base de la cresta del cerro Crin de Oro, está la Cueva de los Murciélagos. Entre árboles y platanales que disimulan su entrada, está una falla geológica, cual enorme grieta, alta y profunda, húmeda y oscura, de aspecto grave y tenebroso, aposento de cientos de millares de quirópteros, fruteros unos y sanguinarios otros que diezman la vitalidad de los ganados de toda la comarca. Sólo hace falta abrir un corto pase en la roca y estará al alcance de todo visitante.



Cuando haya que dotarle al Cóndac, atención y obras que promuevan las visitas, cuídese de no romper su originalidad grandiosa con el implante de cemento, galerías, barandales u otros artificios que son propios de ciudades y desmerecerían la imponente naturaleza.De los cinco kilómetros que dista a la ciudad, sólo en dos tendría que abrirse una trocha carrosable a partir de la carretera de Solugán y Anguía. Un sendero para facilitar el descenso a base de escalinatas o galerías de piedra que tanto abunda en el lugar, de textura ferro.sulfurosa y de cobre, rocas que conocemos con el nombre de alcaparrosa. Algunas cuevas o chozas para guarnecerse del sol o de la lluvia y tal vez, en aquellas líticas murallas de la naturaleza, uno que otro sugestivo e histórico mural, pintados por manos de artistas tacabambinos.


El paisaje único del Cóndac es el que identifica a Tacabamba y como tal, debe ser considerado siempre como un símbolo peculiar que nos enorgullece. Sus fotografías enriquecen el album familiar, sus cuadros pictóricos adornan las salas y escritorios, las composiciones literarias de los mejores poetas y escritores están en nuestras bibliotecas, las videotecas también reviven los paseos y excursiones, la internet muestra al mundo su idílica grandeza y es más, en nuestros corazones fluye como el Cóndac la sangre de todo buen tacabambino que le tributa recuerdo y orgullo sempiternos.
Chiclayo, 20 de Enero del 2009 -
“Aprende a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo”.

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