martes, 30 de julio de 2013

44. CUENTOS DE LA ABUELA

CUENTOS DE LA ABUELA

La amenidad y sencillez con que narraba los cuentos la abuela Grimanesa llenaban de curiosidad y alegría a los nietos y algunos otros niños del vecindario, más aún, el maestro Godito, con su característica locuacidad llenaba de encanto a sus numerosos alumnos. En ambos casos, no advertíamos entonces las profundas enseñanzas que habrían de inculcarnos con tan importantes recursos pedagógicos.


Tal vez ello sirvió de faros para que posteriormente yo haga lo propio con mis discípulos a quienes ponía en inmediato orden y expectante atención cuando al llegar al aula en vez de corregirlos y tratar en vano de silenciarlos y volverlos raudos a sus pupitres les decía en voz alta: ¡Había una vez………..! e iniciaba la narración , que al final, desembocaba en aplausos y perfecta motivación para iniciar la clase.

Haber decía la abuela: ¿quieren que les cuente un cuento? y nos arremolinábamos sentados en el suelo a su alrededor: Se llama “El Venado”. ¿conocen a este animalito? - Siiiiiiiiiiiiiiiiiii todos decíamos en coro. Lucho tomó la palabra y dijo: Mi papá tiene uno, se llama Jacinto, está domesticado.

“En un camino y sentado sobre una piedra estaba un hombre muy triste y preocupado y otro que pasaba por allí y era su amigo se le acercó y le preguntó cuál era la causa de su congoja. Entablada la conversación quedó bien en claro que la causa era su mujer que era muy regaladora, lo que había producido notoria pobreza en su hogar y que por los numerosos problemas que se derivaban de ello estaba ahora al borde del suicidio.

El amigo logró tranquilizarlo y convencerlo que desista de su fatal propósito ofreciéndole sus sanos consejos. Decía el apesadumbrado hombre que ante la falta de alimentos en su casa iba de vez en cuando al bosque para cazar un venado y tras superar muchas dificultades lograba traer cargado dicho animal, su mujer repartía tan codiciada carne entre los vecinos y cuanta persona se le acercaba, tanto que para ellos ya no les quedaba lo suficiente para cocinar.


Tienes que hacer lo siguiente le aconsejó el amigo: Lleva contigo a tu mujer, que pase las penurias que esto implica, que cargue también con el venado, a ver que sucede. Estoy seguro que cambiará de actitud.

Efectivamente, todo se hizo según el consejo del amigo, y cuando llegó a casa totalmente extenuada y la gente llegaba a pedir que le regalen la carne del venado, la mujer ya no quería ni verlos.

Moraleja: Lo que no cuesta trabajo, sudor y dinero es fácilmente despilfarrado y lo contrario se cuida y conserva con esmero.

“El Sapo”.- Éste es un animal feo y asqueroso que se esconde en los matorrales y con su larga lengua viscosa engulle a cuanto inofensivo insecto se le cruza en su camino. Una vez descubrió una lucecita que titilaba en la tranquilidad de la noche y molesto, lleno de envidia, empezó a perseguirla. Era una luciérnaga que presurosa recorría el ambiente que alegraba con sus destellos luminosos.

Al darse cuenta la luciérnaga de las malas intenciones del sapo trataba de esquivarlo y por supuesto, seguía iluminando el lugar, hasta que una vez, al menor descuido, el sapo con certero salto atrapó al insecto al que presionaba contra un tronco con su vientre húmedo, frío y pestilente.


Jadeante la luciérnaga logró preguntar: ¿por qué trata de hacerme daño señor sapo? Éste con voz grave le contesta con otra pregunta: ¿y por qué brillas pues?

Moraleja: Así hay gente envidiosa que trata de opacar y destruir a los que sobresalen por su labor y méritos. 

Del maestro Godito Portocarrero aún recuerdo innumerables cuentos dosificados según la edad de sus alumnos en los diferentes grados que hubo de conducirnos, pero el que dejó huella sin duda fue “Corazón”, resúmenes de la obra de Edmundo de Amicis que narra las aventuras de un niño cuya madre, por razones de trabajo, tuvo que emigrar de Italia a América y el referido niño que amaba entrañablemente a su progenitora hizo lo imposible por viajar en su búsqueda, encontrándola moribunda en uno de los parajes argentinos.

Chiclayo, Septiembre del 2012 bocanegraaugusto@hotmail.es 

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