martes, 30 de julio de 2013

37. CRECIENTAS Y ALUVIONES

CRECIENTAS Y ALUVIONES

Desde tiempos muy remotos se han producido aluviones en la ciudad, algunos de los cuales ha causado daños materiales de consideración en las casas del vecindario. Estos fenómenos se presentan en época de lluvias torrenciales, que por lo general suceden después de la feria de setiembre.

La ciudad está atravesada por tres quebradas: Shucturume, Agua Dulce y Naranjito, además se presentan zánoras o cauces secos llamados también hoyadas por las cuales discurren aluviones en casos extremos.



El camino del Alto Perú a La Laguna es un cauce muy peligroso porque reúne mucho agua durante las tempestades; por eso los “antiguos” como decimos a la gente de antaño hicieron de trecho en trecho acequias de desvío a izquierda y derecha para sacar el agua hacia las quebradas laterales. Cuando estas acequias de desvío están tapadas, las aguas forman un río dada vez más caudaloso que baja hacia la ciudad llevando tierra y piedras, lo que se convierte en huayco que va por el Alto Perú, luego las calles Ocho de Octubre, Jr. Cusco, Jr. Lima, el parque de la plaza y otras, entrando muchas veces a las casas ocasionando daños. Por eso, las autoridades no deben descuidarse en disponer la limpieza de las acequias de desvío antes que empiece la temporada de lluvias.

Más de tres aluviones de grandes proporciones han azotado la mitad de la ciudad, lado oeste, derribando casas y llevándose las pertenencias, pero casi siempre por descuido en los trabajos de prevención o por imprudencias, como son el reducir el cause de la quebrada para ganar terreno los vecinos o por colocación que quinchas en los límites de las propiedades para evitar que pasen los animales domésticos.

Siempre se ha creído que esas aguas proceden de la “laguna de Chaccha”, se decía que hay un volcán apagado en la altura, un volcán de agua opinaban otros, pero todo no pasaba de ser suposiciones y falsas conjeturas. Nada de eso es verdad: Una comisión investigadora formada por don Artidoro Mejía Cubas, José Santos Gálvez Vásquez y Augusto Bocanegra Gálvez en 1962 se constituyó hasta los lugares más altos del cerro Chaccha, que de paso, es el más elevado de la zona y en cuya base estan una pequeña elevación que llamamos Cerro de Chalpón y Tres Cruces al lado sur, y las estancias de Las Tunas, El Naranjo y Cardón al lado oeste; comisión que determinó que no existe la comentada peligrosa laguna, cuando más hay algunas ciénegas y tupidos bosques que desgraciadamente están siendo talados, lugares que en el caso de fuertes tempestades o granizadas las aguas discurrirían por las quebradas de Cardón, El Naranjo y Las Tunas por el Oeste al río Tuspón y por la quebrada de Solugán por el Este que vierte sus aguas al Cañón del Cóndac.

De tal manera que es improbable que el afamado Chaccha tenga que ver con la causa de las crecientas o aluviones. Salvo una vez, el 1º de Noviembre de 1963 que desde el cementerio divisábamos en una tarde de sol, un extraño fenómeno de lluvia que oscureció la cumbre del Chaccha y a pocos minutos brillaban como espejos los terrenos cubiertos por el hielo de la granizada, la misma que se extendía al lado Este en la parte alta de la estancia La Laguna (mal llamada así porque no tiene ninguna laguna). De ser un espectáculo pasó a ser un gran alboroto, porque algunos “mayores” (ancianos) dieron la voz de alerta de que habría una crecienta en breves minutos por la gran cantidad de granizada, que parecía un nevado. A penas se llegó muy de prisa a la ciudad donde se tomaron algunas providencias, y a salvaguardar el ganado de las invernas de la playa y Corillama, se produjo una avalancha que felizmente poco fue el daño que ocasionó por la voz de alerta que se extendió rápidamente.
La causa real de los huaycos o crecientas es la gran cantidad de agua que acumulan tos terrenos tras varios días de fuertes y prolongadas lluvias, terrenos con mucha pendiente y sin la protección de árboles que con el excesivo peso se arrancan de su base y discurren llevando tierra, piedras, cultivos y matorrales acrecentando y desbordando el cauce de las quebradas y los ríos que arrasan con todo lo que encuentran a su paso.

Después, calmado el aluvión, quedan por los caminos, chacras, invernas y por las calles de la ciudad, lodo, piedras, montes y animales muertos, y lo que es más, vestigios de una gran riqueza mineral inexplorada de nuestros suelos: el mercurio o azogue, que a la vez, es indicio de la existencia de minerales preciosos como plata y oro, inexplorados también. Los niños especialmente, con frasco en mano recogen las pesadas perlas del mineral líquido que algún día será la fuente de alguna explotación minera.

El aluvión que ha revestido mayor gravedad fue el del 31 de Octubre de 1917; también se recuerdan los de 1951 y 1964.

En la actualidad la amenaza de huaycos casi ha desaparecido dada la escasez de lluvias, pero los tiempos cambian y no hay que bajar la guardia.



RECOMENDACIONES:
1.- Acercándose la época de lluvias de cada año, deben realizarse fainas (faenas) para limpiar los cauces de zánoras y quebradas.
2.- De igual manera, con las acequias de desvío en los caminos empinados.
3.- Drenar terrenos húmedos que por su inclinación puedes arrancarse de su lecho cuando se sobrecarguen de agua.
4.- Hacer campañas de prevención en instituciones educativas, centros de salud, club de madres, etc.
5.- Es importante desplegar acciones de reforestación y contra la tala indiscriminada de árboles y bosques.
6.- El Comité Distrital de Defensa Civil debe estar organizado y operativo para cualquier emergencia. 
7.- Téngase en cuenta además, que las lluvias más torrenciales suceden siempre la segunda quincena de septimbre, octubre y parte de noviembre. Las descárgas eléctricas (rayos y relámpagos) casi todos los años produce la muerte de algunas personas y ganado. Estos efectos se pueden prevenir y evitar. (pararrayos).

Chiclayo, Agosto de 1993 Augusto Bocanegra Gálvez. bocanegraaugusto@hotmail.es
“Excava el pozo antes de que tengas sed”. (proverbio chino)
"Prevenir, antes que lamentar". (dicho popular).

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