martes, 25 de marzo de 2014

122.- HÉCTOR OBLITAS PAREDES


HÉCTOR  OBLITAS PAREDES

         Tacabamba es un lugar importante en el conglomerado de los pueblos del “Perú Profundo”, no solamente por el privilegio que  la naturaleza y la historia le han legado al ser una tierra hermosa, digna y productiva, sino porque sus hijos con sus méritos y esfuerzo  la han conducido y la conducen a niveles de reconocimiento y de prestigio.



         Héctor Pedro Oblitas Paredes es uno de los tantos exponentes del tacabambinismo, porque conjugó su ejemplar existencia con el cariño y aporte para con su tierra natal.

         La modestia y recto camino de su vida, ha sido, es y será un dechado luminoso para las generaciones juveniles de corazones  querendones  de sus lares y de su gente que saben dar de lo que tienen y que significa mucho, por este pedacito de patria el terruño.

         Perteneció al siglo XX y sus 63 años estuvieron marcados por etapas controversiales en el transcurrir de un pequeño pueblo que bullía por ser reconocido y encumbrado. Supo y presenció parte de la nefasta etapa del bandolerismo,  de la política caudillista,  del  lacerante gamonalismo, de la reforma trunca, de los grandes esfuerzos por tener una carretera,  un colegio y el alumbrado eléctrico. Participó como ciudadano útil, como intelectual de nota y como si sería poco, solía deslizar su pluma, en versos de profundo amor, mensaje y deleite literario.

         Nació el 22 de Febrero de  1915 en Tacabamba, Provincia de Chota, Departamento de Cajamarca.
Su padre fue don  Cruz Toribio Oblitas Vásquez, notable vecino y autoridad política y  judicial por muchos años. Su madre doña Delfina Paredes Briones, dama de reconocido aprecio por sus buenas cualidades y belleza. Fue el cuarto entre sus cinco hermanos.  Jesús Artemio, Julia,  Emiliano, Teresa y Alberto.

         Estudió en la Escuela Fiscal Nº 610 hoy I.E. 10446  “Salomón Díaz”. Tuvo su taller de sastrería y su tienda de comercio. Fue llamado en 1946 para  desempeñarse durante dos años como profesor en la Escuela Primaria que era ya N° 63, lo hizo con mucho aplomo y entusiasmo.

         Fue Alcalde  en 1959 y 1963 dando muestras de laboriosidad y honestidad.
También cumplió como Gobernador del Distrito  y  como Secretario del Colegio Cooperativo Municipal  “Bartolomé Herrera”.
         Diseñó dos afamados letreros para el Bar del catador don Segundo Huamán Montesinos: “CAFÉ DORADO” (con algunas tazas) y  “EL MEJOR DATO: AGUARDIENTE BUENO Y BARATO” (sobre un barril);  carteles que pintó el Profesor Glicerio Villanueva  de Chota.

         Cuando se inauguró el Club Cultural Deportivo Tacabamba en 1958 obsequió una hermosa pintura de la Catarata de Cóndac del profesor José Santos Fernández Marlo, sobre la que había mandado caligrafiar  su poema cumbre: “ODA A CÓNDAC”, cuadro que se conserva en dicha Institución.

         Contrajo matrimonio con la profesora  Gliceria Doraliza Gálvez Olano y procreó  siete vástagos que como dignos herederos de sus padres, prestigian donde estén, su familia y su inolvidable Tacabamba. Ellos son:  Georgina Adelaida, Nela Victoria, Nery Carmela, Laura Amelia, Héctor Román, Carlos Alberto y Rubén Darío.


         Su afición por el arte literario y la música la plasmó creado poemas, canciones escolares y adaptando obras de teatro para la representación escolar. Como ejemplo se conserva  el poema Oda a Cóndac y Preguntas de un lunático.
Son también de su autoría varios villancicos navideños.

         Deja Tacabamba en 1964 para residir, con toda su familia, en la ciudad de Chiclayo, donde fallece a los 63 años el 11 de junio de 1978.
Una buena parte de su archivo poético desapareció con los estragos del fenómeno del Niño de 1983 en Chiclayo, por lo que es una loable tarea el recuperar algo de su valioso legado en instituciones  y personas que puedan tener muestras de su obra.

         El Segundo Festival Internacional “La poesía se eleva” Julio - 2014 lleva el nombre del vate tacabambino Héctor Oblitas Paredes en memoria de su preclara labor literaria.

Se adjunta el siguiente poema de su autoría.


ODA   A   CÓNDAC




Cual sonata de instrumentos   -   que invitan a la expansión,   -   “Cóndac” fluye en un torrente   -    espumoso de cristal,   -   atrayendo al visitante   -   con su líquida canción,   -   a admirar  su catarata   -  de una altura colosal.   

Son sus notas todas juntas   -      de potente gravedad,   -   son sonoras, contundentes,   -   que provocan ansiedad,   -   de sentir por uno mismo   -   aquel encanto, aquel primor   -   donde está casi ignorada   -   no obstante el gran “Clarín”   -   la belleza y la industria   -   esperando a que al fin   -   por progreso o ambición   -   llegue a darle su color.

Es reliquia que el presente   -   del pasado heredó,   -   reservándole al futuro   -   cumpla así la evolución,   -   despreciando si es posible   -   la importancia que guardó,   -   la natura en metales   -   y asientos de carbón. 

Con su nombre quechua “Cóndac”   -   es un don tradicional,   -rememora y pregona   -   nuestro idioma original,   -   los vestigios de una raza   -   que adoró por dios al sol,   -   de una tribu que en su suelo   -   gobernó Tacayhuatay,   -   y nos muestra que es su fuente   -   del pasado su crisol.

Cuántos medios se han usado   -   pretendiendo un modo real   -  son en vano el describirlo,   -   tu belleza en el papel,   -   ni es el lente ni el poeta,   -   ni el pintor con su pincel,   -   han grabado ni han pintado,   -   tal cual es tu original.

Quien conoce tu paisaje,   -   ya conoce un edén,   -   forasteros y paisanos,   -   de ambos sexos, no hay quién,   -   no alabe tu escenario   -   destacado en Solugán.

Das orgullo a Tacabamba,   -   a la mente inspiración,   -   para todos es tu suelo   -   feliz punto de excursión,   -   y conjunto de impresiones   -   eque por siempre durarán.


Héctor Oblitas Paredes.   Tacabamba 1955.





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