miércoles, 31 de julio de 2013

78. PEDAGOGÍA EFECTIVA


PEDAGOGÍA EFECTIVA    (ANÉCDOTA)

PERSONAJES: ISOLINA, JOHNY, ALUMNOS , PROFESOR.

En una de las aulas de la Casa del Maestro, allá en Tacabamba por los años 70, funcionaba entre otras una sección del C.E. 10446 “Salomón Díaz”, cuarto grado de primaria. 
Mis alumnos que acostumbraba llevarlos desde el primer grado, con su diversidad de potencialidades intelectuales, pero casi todos de modesta condición económica, solían acostumbrarse a la disciplina y respeto propios de la época, salvo pocas excepciones que felizmente las manteníamos bajo control. 


Entre todos, 50 aproximadamente, Johny era uno de los mejores alumnos, tanto en conducta como en aprovechamiento. Siempre era reconocido con diplomas de honor al mérito y como modelo de niño. 

Un día, después del recreo, a media mañana, en plena clase de geografía, con la participación de varios chicos que distribuían el material periodístico escolar, apareció en la puerta sin previo aviso una señora, era doña Isolina. 

Acudí presuroso, sin antes ver de reojo a Johny, pues se trataba de su madre, había quedado estático y empalidecido. Algo mal se traía.

Tras el saludo que se estila y al ofrecerle mi servicio en lo que diga, la señora echó a llorar ante el asombro de los alumnos. ¡Cálmese señora dígame que sucede! - 
Mi Johny profesor, ya no resisto, se comporta muy mal en casa, no obedece, no ayuda en nada, le pega a sus hermanitos, nos trata pesimamente a todos. - ¡increíble! ¡Eso no puede ser! Acoté. - Si profesor es la verdad (decía otras quejas), por eso he venido, (seguía llorando). 

La calmé y le prometí que todo estará bien. - Le autorizo profesor que lo castigue y lo reprenda por favor. - Despreocúpese señora, yo me encargo de todo esto, vaya tranquila y no deje de venir cuando guste. Entre sollozos y lágrimas la Sra. Isolina se retira.

La clase estaba sorprendida sobremanera, algunos sólo atinaban a sacudir la mano en señal de que le iría muy mal a su buen compañero. Johhy estaba enmudecido y tenía los ojos desorbitados.

Proseguí con el tema como si nada hubiera sucedido, tratando de reconcentrar la atención de los alumnos y al conseguirlo, todo volvió a la normalidad. Acto seguido, y sobre los conceptos geográficos andinos, vino la clase de historia referente al Imperio Socialista de los Incas.

Finalmente, tras comprobar la comprensión del alumnado con algunas preguntas, les autoricé la salida al estilo de los universitarios de antes, en completo y espontáneo orden. ¡Ahhh! Puntualicé: No es necesario ningún comentario ni aquí ni fuera.


La tarde y los días venideros todo fue normal, y nos olvidamos del asunto. Dos meses después, recibí en casa la visita de la señora Isolina. Sonriente y muy agradecida por todo lo que había hecho por Johny y su familia. Me contó todo lo bien que se conduce su hijo y el notable cambio que había experimentado. Seguramente nunca supo de la actitud pedagógica que asumí: el silencio, tal vez una mirada fija a los ojos de vez en cuando, nada más. Estaba sobre seguro que era suficiente mi proceder con un alumno tan inteligente como Johny, ni un reproche, ni un consejo, menos un castigo físico o moral, aún más, tratándose de los merecimientos de su madre tan sacrificada y buena.

Hoy, el protagonista de esta historia es un prestigioso médico al servicio de la colectividad y su familia, esperanza de su pueblo.

Gracias Johny, nunca defraudaste a tu maestro primario.

CHICLAYO - 17 DE MAYO DEL 2011 –

bocanegraaugusto@hotmail.es

“El alma no puede tener secretos sin que la conducta los revele”. (Giovanni Papini) 

“El mundo te ofrece todo lo bueno y todo lo malo; de ti depende la 

elección: de tu saber, de tu voluntad, de tu conducta”.

“Educar a un niño es esencialmente enseñarle a prescindir de nosotros”. (Claude Berge)

“La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón”. (Howard G. Hendricks)

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