jueves, 10 de octubre de 2013

112.- SEGUNDITO DELGADO SÁNCHEZ

SEGUNDITO  DELGADO  SÁNCHEZ

“Dad al César lo que es del César"………, basta ya de ingratitud.

“Segundito” es el diminutivo cariñoso de su nombre, amical, sincero, grato, reconocido e inolvidable de un personaje que en medio de la modestia de su vida sabe resplandecer como un lucero matutino, un sol meridiano y una estrella fulgurosa de la noche.



No es preciso que haya descollado en la fama del saber, la política o el dinero, tampoco en la valentía varonil, la intrepidez y la arrogancia; menos en los halagos, agradecimientos y gratitudes que en realidad se le adeuda.

Segundo Mesías nació en Tacabamba el 1º de julio de 1918, sus padres fueron don Mesías Delgado y doña Dolores Sánchez Vega. Tuvo cuatro hermanas: Hermila, Felícitas, Petronila y Mercedes.
Estudió en la Escuela Fiscal que hoy es el C.E. 10446. Desde sus años mozos de la adolescencia trabajó denodadamente en su hogar contribuyendo a su sostenimiento, pues laboraban procesando las hojas del tabaco y haciendo los cigarros que amarraban en maytos para su comercialización. Alternaba su labor con la costura, a la que dedicó toda su vocación, entusiasmo y arte, por lo que llegó a ser un modisto de mucho prestigio en toda la zona, inclusive, en su taller no le faltaban operarias, aprendices y alumnas en moda, corte y confección.

No podemos negar que siempre ha sido un vecino ejemplar, un amigo leal, un hermano esforzado y bondadoso, un padre como los hay muy pocos para son sus sobrinos y demás familiares y un ciudadano digno y útil a la sociedad. De carácter amable y bondadoso, sutil, educado en los buenos modales y atenciones. Goza del merecido aprecio y consideración de propios y extraños. En confianza le llamamos "Don Sheguito".

Pero hay algo mucho más importante que valorar en Segundito Delgado Sánchez, ha sido un “gran amigo” de juventudes por muchas generaciones a las que brindaba su sana amistad, confidencia, compañía en las fiestas familiares y sociales, paseos, invitaciones, serenatas, etc. Gracias a su buena voz cantaba formando grupos musicales, coros y bohemias. Integraba el coro varonil de Viernes Santo para entonar la Canción del Descendimiento del Señor de Ánimas Crucificado. Por su buen gusto y arte siempre estaba presente en los arreglos de altares de imágenes y fiestas religiosas, los de Corpus Cristi, nacimientos o belenes navideños, tumbas o capilla ardientes de difuntos y el imponente Monumento de Jueves Santo. También gustaba de mostrar su arte culinario en la preparación de potajes y platos típicos. Era el elogio de las modas femeninas que se lucían en Jueves Santo y celebraciones festivas.

Razones más que suficientes para recordarlo y reconocerlo como un hombre de bien, que cumplió con su deber como buen ciudadano y por tanto, partícipe del bien ganado prestigio de Tacabamba nuestro pueblo en muchos aspectos.

Hoy, en su lecho de la senectud, a las puertas de cumplir sus cien años de vida, que simbólicamente se levanten nuestras manos sobre sus venerables sienes para coronarle con una aureola de hojas y azahares de lima, cuya fragancia cubra la ingratitud que nos condena y que algún día sabremos repararla por honor y gracia de los corazones buenos y sensatos de los tacabambinos que amamos los valores del terruño.

Chiclayo, Septiembre del 2013.
bocanegraaugusto@hotmail.es




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