martes, 30 de julio de 2013

58. DON SHABITA Y LOS DIFUNTOS

DON SHABITA Y LOS DIFUNTOS.


Amalia Niño Ladrón de Guevara Romero, su esposo Sebastián Aguirre (1873 – 1933) y su hija adoptiva Lorenza.

Un grupo de chiquillos jugando en el cerro de Chalpón llegaron a la capilla de la Cruz y antes de tocar la campana y correr para no ser descubiertos por estar prohibido hacerlo, vieron que en la parte posterior había un desmoronamiento por la humedad de la peña; había un hueco y algo raro dentro. Con ramas y carrizos husmearon, descubriendo las tablas de cajón funerario casi destruido, con ropas blancas desnaturalizadas, huesos, calavera,...¡un muerto!,¡un muerto! gritaron y bajaron velozmente con la noticia a difundirla en el poblado.

Don Shabita, don Shabita, comentaban por doquier. Más tarde, una comisión de entusiastas rescataban de su destruida tumba los restos del antes famoso y popular Sebastián Aguirre y le daban sepultura en el cementerio de la ciudad, entre animadas conversaciones llenas de recuerdos y jocosas historietas.

Esa noche la abuelita Grimanesa, sentada en su lecho de postración, con su gran amenidad con que nos entretenía, nos narraba como un cuento, la historia real de don Shabita.

“Era un muchacho pobre, servicial y muy vivaz. Sacristán del cura Salazar y de muchos otros. Una vez en antevísperas de Todos los Santos, el cura tuvo que viajar de urgencia a la ciudad de Cajamarca sin preveer nada de los rituales acostumbrados, por lo que su sacristán se preocupó por los feligreses que al día siguiente llegarían para honrar a sus muertos, gente de campo y pueblo, de campiñas y pueblos cercanos, con sus ofrendas y depósitos para el agua bendita, que junto con las velas, responsos y coronas constituirían el devoto compromiso de los deudos en los días de Todos los Santos y los Difuntos.

Las ofrendas eran depositadas o quemadas en las tumbas, caballos y toros de pan, de grotescas figuras humanas los bollos, a veces combinadas formando figuras ecuestres. También cuyes fritos, queso, cigarros, coca, aguardiente y otros, que gustaban en vida al difunto.
El sacerdote y los rezadores eras solicitados para decir los responsos y cánticos, previa contribución pecuniaria. Se colocaban cruces y piedras grabadas en las sepulturas. El cementerio lucía descampado de la abundante maleza que crecía durante el año, gracias a las mingas y fainas (faenas) de campesinos que acuden a trabajar en la limpieza, anteladamente.
Shabita pensó en lo mucho que tenía que ver con el agua bendita ante la ausencia del sacerdote, quien luego de la misa bendecía el agua que todos llevaban al templo en jarras, baldes, potos y botellas y recibía las limosnas y la porción de sal de los creyentes. Hubiese sido lamentable la falta de agua bendita, pero felizmente aquella misma noche, Shabita estuvo muy afanoso recolectando grandes depósitos con agua en la casa donde vivía y en las casas de los vecinos.

Ya por la mañana del l de noviembre la noticia cundió por todas partes, que el señor cura había dejado toda el agua bendita que la feligresía requería a cargo de Shabita el sacristán, quien ya estaba dispuesto con todo lo que facilite su distribución, así como la colecta de los reales, pesetas y soles blancos de palta. La venta fue restringida, pero alcanzó para todos los concurrentes durante dos días, la reserva de agua bendita era inagotable y el chilín chilín de las limosnas también, que aunque "no goteaban, pero chorreaban".

Naturalmente que Shabita quedó muy satisfecho, así como también la inmensa cantidad de creyentes que se beneficiaron con el gran sentido de previsión del referido personaje. Se cuenta que dos o más veces se repitió esta hazaña, cuando por sugerencias y apoyo pecuniario de Shabita (Sebastián) el sacerdote se daba sus merecidas vacaciones, que por coincidencia tocaban en esta fecha.

Corrían los primeros años de este siglo XX cambalache; el lugar de los hechos todavía no tenía el renombre que luego lo tuvo gracias a Shabita, personaje
extraordinario, protagonista de episodios cuya narración continuaremos.

Lea en este blog el tema 13 de la Primera Parte: CRUZ DE CHALPÓN, es la continuación del presente. 

bocanegraaugusto@hotmail.es 

“La imaginación lo es todo, es una visión anticipada de las atracciones de la vida que vendrán”. (Einstein)

No hay comentarios:

Publicar un comentario