domingo, 30 de marzo de 2014

123.- DON ABDÓN "EL BARBÓN"


DON ABDÓN  “EL  BARBÓN”

La niñez nos deja historias imborrables y  éstas forman parte del acervo cultural de nuestros pueblos.
El barrio en que vivimos es la cuna de siempre, desde la niñez hasta la ancianidad y cada una de las etapas de la vida mece nuestros recuerdos y taladra nuestra existencia.
En una casa modesta pero muy amplia de la calle principal (Jr. Lima) vivía la familia Reyes. El bisabuelo Abdón había enviudado hacían algunos años, su esposa era doña Encarnación Altamirano, pero sus hijos Griselda, José y Juana vivían a su lado, cada uno con sus respectivas familias, hijos y nietos, todos partícipes de un laboratorio de trabajo en mancomún: agricultura, ganadería, albañilería, panadería, crianza de animales domésticos, aves de corral, etc. Otros apellidos relacionados con esta familia fueron los Rivera, los Quijano y los Olivera.


El mayor de la casa, que vivió posiblemente desde la última década del sigo XIX  era un hombre muy recio, ejemplo de esfuerzo y buena conducta. Tenía además dos terrenos en la playa: uno entre el cementerio y el río Tuspón, y el otro entre el camino al Tingo y la poza Matea del río Grande o Tacabamba. Ambos eran muy productivos y respondían a los acerados brazos de su propietario don Abdón. Una parte la dedicaba a cultivar la chacra con sembrios  de  panllevar y la inverna con pastizales de grama y de raygrás para no menos de una decena de vacunos. Cercas con tranca de ingreso, pircas de piedras, pencas y espinas caruacashes, alambradas en algunas partes y con árboles frutales como limas, guabos, chirimoyos, lúcumas y guayabas. No faltaban los característicos sauzales y los árboles de puspo en las orillas de los ríos que aseguraban abundante leña. También era de su propiedad una parte de la peña Chalpón detrás de su casa.
No solamente el vecindario, sino todo el poblado reconocían la labor de don Abdón Reyes y familia, pues surtían de maíz, papas, camotes, yucas, verduras, leche y pan; razón más que suficiente para tenerlos en el cotidiano aprecio.


Caracterizaba a don Abdón su crecida barba, más porque en la época que le tocó vivir casi nadie la usaba de esa manera. Los pocos periódicos que llegaban mostraban algunos barbudos que estaban muy lejos y eran combatientes de Sierra Maestra con Fidel a la cabeza. Su extraña fisonomía se acrecentaba con la avanzada edad, su carácter renegón y estricta vigilancia de sus bienes. Especialmente los niños y muchachos le temían por su aspecto grave y  teníamos mucho que ver y comentar de tan  extraño personaje, más porque nos mantenía a raya cuando “visitábamos” sus árboles frutales. Era el único propietario que no permitía que las “hierbateras” hagan de las suyas en sus invernas. Se sabía también que se convirtió en celoso guardián del dinero que ahorraba, producto de sus chacras y venta de ganado, dinero que llevaba consigo en su alforja la del fiambre, con lampa al hombro y palo en mano como bastón grande, iba todos los días a sus cercanas propiedades.
Los grupos de  muchachos eran sorprendidos cuando encaramados en los árboles arrancaban las frutas tan apetecidas. Con su chicote azotaba a los que no conseguían escapar a tiempo. Como muestra, algunos pasajes:
Una vez Ramón “Conejo” por su apellido materno que era Cornejo tuvo que dejar su camisa nueva enredada en los alambres de púas cuando los cruzaba para escapar con los bolsillos repletos de guayabas.
Otra vez Jaime “Chotano” cuyos pies no le permitía correr como otros, quedó prisionero del barbudo mientras su madre no arregle los daños ocasionados por sus amigos que habían vareado las limas con verdes y todo.


También había quitado las bayetas, alforjas y hoces de cinco hierbateras y no se las devolvió mientras no paguen con cuyes el barbecho ocasionado en medio de su inverna que estaba reservada para las “bestias” de los fiesteros de Septiembre que en caravanas interminables llegaban cabalgando por los caminos y que en tres días solamente las dejaban “cielo y tierra” de peladas.
César Peralta “El Ñato” perdió la nariz cuando sorprendido con su grupo cosechaban los guabos de don Abdón y por bajar apresurado del árbol cayó aparatosamente de cabeza y de cara sobre una enorme piedra.
Solamente permitía a los muchachos y jóvenes que con anzuelo o con botella pescaban el “plateado” en las pozas de los ríos, eso sí, sin “tropellar” el pasto en sus orillas, menos ser “perjúdicos” decía.
El ingeniero Virgilio Acuña Peralta comenta que cuando niño con frecuencia se encontraba en el camino con ño Abdón Reyes y  que temeroso se juntaba al lado de ña Clementina su madre con quien se saludaba seca pero atentamente. Igual sucedía con sus demás hermanos.
Finalmente, cuando nuestro protagonista sombreaba debajo de un frondoso chirimoyo y se había quedado dormido sobre su alforja que usaba por almohada, despertó y no la encontró con su preciado tesoro, se la habían robado sigilosamente. A raíz de este percance, enfermó y fue “achaque” para su muerte (1970 apx.) muy llorada por cierto por propios y extraños. Algunos de sus herederos lograron ponerse de acuerdo y compartir los bienes dejados por el octogenario difunto.

Chiclayo, Marzo del 2014   -   bocanegraaugusto@hotmail.es





5 comentarios:

  1. tenemos una familia tan inmesa que podriamos llenar libros enteros,,seria regio que cada rama de nuestras inmensas familias dejemos un detalle

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ASÍ ES MARYCE. PRIMERAMENTE ELABOREMOS UN RAMAL DE NUESTRO ÁRBOL GENEALÓGICO PARA INCLUIRLO EN EL QUE YA SE TIENE MUY AVANZADO. GRACIAS POR PARTICIPAR.

      Eliminar
  2. Me encantaría haber ido, recién veo este blog. Espero que se organice una próxima reunión este año. Mi Padre vivió en la hacienda de Cumpampa de niño y luego viajo a Lima después de lo de velasco. El es Antero Rivera Gálvez hijo de mi abuela Cesarina Galvez :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. CONOZCO A ÁNTERO, ES MI PRIMO, EL AÑO PASADO LE HABLÉ POR TELÉFONO Y ME DIO ALGUNOS DATOS PARA EL ÁRBOL GENEALÓGICO DE LA FAMILIA. - SALUDOS

      Eliminar
  3. Mi familia es descendiente de un Gálvez que salió de Cajamarca y vino a Ayabaca. A mi también me gustaría mucho conocer mi árbol genealógico.

    ResponderEliminar