¡CARAJO! ME EQUIVOQUÉ DE MUERTO
En los lares provinciales de Chota, familias de prestigio siempre han hecho historia de los pueblos, así, los Vásques, Díaz, Herrera, Mejía, Gálvez, etc; pero no se trata de eso ahora, más bien, de un episodio sencillo y tan natural, como es el fallecimiento de un personaje popular y de reconocimiento en los abatares de la vida.
Lejos de su tierra natal, lejos de la querencia famosa por su “aguardiente chancayano” donde vivió casi todos los años de su vida, falleció en el 2003, en Chiclayo, donde residían varios de sus hijos, Gilberto Díaz Díaz, el conocido amigo de muchos. Le llamaban cariñosamente “Cashoga”.
Los actos fúnebres brillaron por la esplendidez y la concurrencia masiva de familiares, paisanos y amistades.
El momento del sepelio no faltamos los retrasados, ya no alcanzamos el cortejo fúnebre sino en el campo santo. Queriendo ganarle al tiempo llegamos a las puertas del majestuoso cementerio Jardines de la Paz .
Un señor me reconoce y me habla al paso presuroso, le contesto cortésmente. Era el profesor Fortunato Cuzquén Rivadeneira, viudo cuñado del difunto. Por la manera de caminar y hablar intuí que llevaba dentro muchos tragos del mencionado chancayano. Síganme nos dijo a tres o cuatro paisas tardalones y aceleró la marcha en dirección a uno de los cortejos y grupos de dolientes que se arremolinaban en el toldo instalado en el lugar del sarcófago. Nos abrimos paso por entre los asistentes al lugar del podio donde anunciaban ya que las personas que desean manifestar algo en memoria del malogrado personaje podrían hacerlo.
Ni corto ni perezoso Cuzquén tomó el lugar de los oradores y empezó a viva voz y lleno de sentimiento a decir ¡Hermano Cashoga! ¡Cuñado del alma! Ante esta tumba fría que te espera quiero decirte hermano que no has muerto………. . Una persona trató de interrumpirlo para darle una explicación, pero él airadamente la rechazó, diciendo ¡Déjenme despedirme de mi Pata querido! ………. Gilberto, no has muerto porque vives en nuestro recuerdo, solamente nos llevas la delantera……… y ante la sorpresa de los deudos y la concurrencia, un recio guapetón lo apartó enérgicamente hablándole que la difunta era la señora fulana de tal y que él no tenía ninguna vela en el entierro.
Yo ya había visto que ningún conocido estaba en el acto de estas exequias y cuando Cuzquén me mira le hago señas y le digo ¡Vamos! ¡De prisa! Antes que nos linchen. ¡Pucha! contestó, ¡ME EQUIVOQUÉ DE MUERTO CARAJO! y salimos a buscar al verdadero, que por cierto no estaba muy lejos. Allí, desahogó sus penas y congojas en un discurso entrecortado por el llanto y los eructos del etílico momento. Sin embargo, ya se comentaba el chasco del amigo Fortunato. (Q.P.D. también) y siempre, a manera de pasatiempo cuentan lo narrado especialmente en la amenidad de los velorios.
Chiclayo, mayo del 2006 bocanegraaugusto@hotmail.es
“Demuestra ser macho, no terminando borracho”.
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