martes, 30 de julio de 2013

7. “PARQUE DELICIAS"

“PARQUE DELICIAS” 

(historia y proyecto) 

Entre mediados de los siglos XIX y XX, don Nemesio Salazar y doña Santos Fonseca tenían constituido su hogar en los terrenos de La Quinta, y uno de sus hijos, Absalón (1909 – 1983), alcanzó meritorio prestigio y fama como artista en casi todas las ramas de esta habilidad humana. Poeta, escultor, pintor, relojero, armero, mecánico, ebanista, floricultor, fruticultor, electricista, proyectista, ornamentista, decorador, etc. Al lado de su casa y al frente del “camino grande” construyó un hermoso jardín que llamó “Parque Delicias” y que por muchos años fue gran atractivo de propios y extraños dando prestigio a Tacabamba. 
Desgraciadamente no tuvo el apoyo que debían las autoridades y las instituciones para mantener y hacer prosperar esta obra artística. A su muerte ya estaba casi abandonado y luego desapareció. 


He aquí una semblanza escrita en 1960 al respecto: “El Parque Delicias no obstante ser de propiedad privada, ofrece a todos gratísimas impresiones al conjugar armoniosamente la sabia naturaleza y el arte refinado de su propietario el señor Absalón Salazar Fonseca, quien desde 1924 pusiera de manifiesto al público sus excelentes aptitudes de floricultor, pintor, escultor y mecánico. 

El Parque Delicias está ubicado a menos de un kilómetro de la población, al costado izquierdo del camino que conduce a Chota, vía La Quinta.. Desde afuera y a través de un seguro tejido de alambre de púas, se aprecia muy bien el frontis del jardín en cuya parte alta y central, en letras de latón recortadas dice “PARQUE DELICIAS, HORAS FELICES, GRATOS RECUERDOS” y en el piso se yergue caprichosa, de aspecto natural, la hermosa gruta de la Virgen de los Remedios, Patrona del Parque, imagen esculpida en una roca en cuya cúspide esgrime su espada un Angel Custodio. Gruta que desde su parte alta deja discurrir agua por sus laderas y formar en la base una pequeña laguna en cuyo fondo brillan monedas arrojadas por los feligreses. Una alcancía muy original para las limosnas situada en la cerca, en la que las monedas depositadas siguen un curso subterráneo hasta la gruta. 

Llama la atención hermosísimas flores, ficus y cipreses curiosamente podados con figuras zoo y antropomorfas. Ejemplares árboles de lima y cidras con apetecibles frutos. La yedra ostenta su magnífica distribución y los rojos pasadizos de ladrillos estampados invitan a pasearlos. 

A uno y otro lados del jardín se observan un gigantesco sapo con croar mecánico y una esbelta garza con un pescado en el pico, ambos tallados en piedra por su propietario. 
En la pared de la casa, flanco sur del jardín, marca con precisión las horas un reloj grande construido artísticamente por el Sr. Salazar, y en la parte alta está una bocina de grandes proporciones, adaptada a un potente altoparlante cuyas melodías, saludos y peroraciones son fácilmente escuchados a largas distancias de allí. 

Las paredes de la casa están adornadas con dibujos estlilizados en alto relieve, asimismo los balcones ostentan perfectas talladuras, tal como los muebles. 


Quienes tienen la suerte de ingresar al Parque Delicias son recibidos desde su casa con la amabilidad y guía de don Absalón. Un sonar de trompetas inician el recorrido, es el canto heráldico de dos bellísimos pavos reales que anuncian la visita, luego ven complacidos muchas jaulas genialmente construidas y bien distribuidas que exhiben vistosos y bulliciosos pajarillos entre los que destacan aquellos que han sido importados y que se desconocen en la región, como por ejemplo los canarios flauta e ingleses, agapornis, loros australianos, etc. Compiten las avecillas tacabambinas como el quienquien, la chiroca santa rosa, el huanchaco, la putilla, el tordo y el canario criollo; algunos pugos y torcazas. Variedad de picaflores libres revolotean en las flores. 

El zumbar que emana de las colmenas silvestres en troncos acondicionados es interrumpido por el chillido de inquietos monos titíes. En las límpidas aguas de las peceras y manantiales nadan apaciblemente hermosos peces de admirables colores que se distinguen entre los vivaces plateados de la zona. 


De la nutrida variedad de flores sobresale la monja blanca de procedencia ecuatoriana entre otras orquídeas, azucenas y rosales, hortensias y jazmines. 

Entre los árboles frutales en primer orden están los limeros, convertida en fruta típica de Tacabamba, cidros, limoneros, durazneros (amarillos, blancos y morados), paltos de Huando, naranjos, manzanos California, brevas (higos negros), lúcumos, huabas, etc. 
Muestras de árboles madereros, como el cedro, chonta, babilla, jacarandá, pomarosa, alcanfor, sauces y nogales entre otros. 

Un grupo electrógeno y equipo de amplificación brindan solaz con música instrumental y clásica. 
Al final, una mano franca nos despide.. vuelvan cuando gusten – hasta luego”. 

Hoy, el despertar de Tacabamba, bien puede restituir este valor turístico perdido, como un complemento de la actual avenida Salazar Fonseca, convocando a los expertos historiadores, artistas, arquitectos, zootecnistas, botánicos, etc, que complacidos darán su cuota de tacabambinismo para devolver lo que el terruño atesora: gratitud, dinamismo, progreso y prestigio a través del tiempo y del espacio que se proyectan a un futuro de prosperidad y reconocimiento. 

Chiclayo, Julio del 2005 Augusto Bocanegra Gálvez. bocanegraaugusto@hotmail.es

“La esperanza es un árbol florido que se balancea dulcemente al soplo de las ilusiones”. (Severo Catalina) 

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