miércoles, 31 de julio de 2013

63. CONTRA LA FE PÚBLICA



CONTRA LA FE PÚBLICA

¡Aayy Tacabamba, Tacabamba de mis amores, de tantos rumores y rubores, tierra mía y de mis ancestros……donde hay muchas… y buenas… de sus autoridades y de sus maestros…¡
Claro, qué las hay de todo y de todos. Casos magisteriales históricos, memorables, anecdóticos, jocosos; también criticables e insólitos. Recordemos a don Lorenzo Murillo, famoso por sus castigos cuando se creía que: “la letra con sangre entra”; mártires como don Salomón Díaz; egregios como don Heriberto Bocanegra, estrafalarios como don Leví Vilchez que conservaba cientos de frascos del tónico Cerebrosán que consumía, excelentes y renegones como don Miguel Paredes Bocanegra, hermosas y puntuales como la señora Norma Díaz, semianalfabetos y faltones como tantos … ña fulana, ño sultano o mengano, como los tratan en la campiña, pero que por su culpa sucedió hacen ya algunos años lo que a continuación se narra:


El Dr. Gilberto Gálvez Delgado propugna a todo viento y en todo lugar: “La autoridad educativa y el pueblo de Tacabamba deben evitar el nombramiento de maestros chotanos, porque ellos llegan a su escuela los martes y su semana de labor termina los jueves”. Todo esto, porque viajan a su tierra ya en piajeno, ya en carro o simplemente caminando, con escalas diarias en el trayecto. Otros que entran tarde y salen temprano a su labor o que casi siempre están entre “pisco y nazca”, algunos se esconden en su casa para que crean que están en su escuela, etc, etc.
Los padres de familia hacen reclamos, elevan quejas a las autoridades pero la solución nunca se da,. Casi todas van al fin y al cabo al canasto. Al término de cada mes varios “maestritos” luego de cobrar su mensualidad en el Banco de la Nación, desfilan por la casa del “Supervisor” dejando el aporte acordado para justificar los permisos permanentes, mientras las escuelitas están cerradas o a cargo de una tercera persona “peón o peona” ".
Pensando hacer una gran queja definitiva talvez, un grupo de ciudadanos, algunos con sello en mano, no pudieron tener mejor idea que pedir masivamente la remoción, cambio o destitución del ciento por ciento del magisterio del vasto sector II de la Provincia que tiene su sede en Tacabamba, y para esto nada mejor que elaborar sendos memoriales que retumben hasta en el Ministerio de Educación en Lima, pasando por Cajamarca o Chiclayo donde están las sedes administrativas regionales.
Pero cómo conseguir las firmas necesarias en una población timorata, que prefiere no comprometerse, ¿cómo “colocarle el cascabel al gato” o conseguir tal objetivo sin que “salte la liebre” o sin que el “plan aborte”?. Sencillamente, elaboraron memoriales pidiendo (1) afirmado de la carretera, (2) luz eléctrica, (3) irrigaciones, (4) posta médica.
Reiteradamente se han hecho estas gestiones, incluyendo siempre algunos memoriales, pero todas las veces resultan estériles. Ahora nuevamente, por eso había incredulidad, pero la campaña fue intensa y se ubicaron varias mesas para recibir las firmas de toda la colectividad, “campo y pueblo”. Bueno pues, “una raya más al tigre, no le hace daño”, que sea por la sufrida y vejestoria Tacabamba. Y todos firmamos tales documentos. 
Finalmente, miles de firmas que inescrupulosamente fueron aprovechadas para cambiarles el tenor de los memoriales, por la concebida queja al magisterio. Aún los profesores también teníamos estampadas nuestras firmas y pedíamos paradójicamente nos sancionen de manera tan drástica.
Hubiese terminado con éxito semejante coartada, a no ser que, para rellenar con algunas firmas en los papeles suplantados enviaron una mañana a los alguaciles municipales para pedirlas a ciertas personas que firman sin leer el contenido y sucedió que en forma muy casual cayeron los escritos fraudulentos en manos del profesor del Colegio Secundario don Víctor Tantaleán Carrasco, quien dio una ojeada al nuevo tenor de los memoriales y descubrió la queja furibunda, y comprobó además, que ya estaba su firma en medio de tales memoriales.
Al salir de su centro de trabajo fue a verme para informarme semejante desliz, decidiendo ambos incautar a cómo dé lugar tales documentos. Con otros dos profesores más con los que nos cruzamos en el camino, Segundo Regalado y Víctor Tiravanti, fuimos en búsqueda de Manuel Herrera Cayatopa quien tenía el cuerpo del delito y ya se daba a la fuga rumbo a "La Banda". Al alcanzarlo por “El Puquio” le pedimos los memoriales con buenas maneras, "para verlos simplemente", pero su negativa fue rotunda, ante lo cual no tuvimos sino que hacerlo por la fuerza, apoderándonos de los mismos.
La autoridad edilicia protestó airadamente, dió el grito al cielo con su portavoz de Radio Municipal , nos denunció ante la policía por la incautación, pero ya estábamos camino a Chota para abrirles instrucción por el “delito contra la fe pública”, “asociación ilícita para delinquir” y otros.


Esperando clientes, como están los abogados en la capital de la provincia, procedieron de inmediato, más las recomendaciones de algunas “profesorcitas”, se libraron órdenes de captura para el “burgomaestre” y sus allegados autores de tremendo e ilegal proyecto.
Durante más de dos meses tuvieron que esconderse los responsables, pasando a la clandestinidad para no ser encarcelados, hasta que se pusieron a derecho no sin antes gastar todas las influencias y al mayor costo. Hasta entonces ya todo estaba en calma, los ánimos ya volvieron a su cauce

En la audiencia judicial a la que nos presentamos ambas partes, ante el llamado de los mismos magistrados para desistir en aras de la “armonía y tranquilidad” de la población, se dieron las disculpas del caso, se prometió no hacer tremendos papelones, se disculparon a los acusados y el juicio quedó archivado.

De allí en adelante y para evitar que se haga “perro muerto”, se tiene el cuidado que cada página de firmas de los memoriales lleve como encabezamiento el motivo de la petición. La experiencia cuesta, pero vale.

Tacabamba, marzo de 1982
 bocanegraaugusto@hotmail.es

“El que no castiga el delito, manda que se haga”. (Leonardo da Vinci)
“Educando a los niños no será necesario castigar a los hombres”. (Pitágoras)

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